EL REGALO DE TENERLOS ❤️
HOLA!!
En esta entrada de formato libre quiero dedicar unas pequeñas líneas a la importancia de tener a nuestro abuelos, ellos son esas que nos abrazan el alma sin pedir nada a cambio. Sin más dilaciones os dejo con esta pequeña reflexión. 👇🏼✍🏼
Hay personas que son puro amor. Personas que con una mirada nos calman, que con una palabra nos enseñan, que con su sola presencia nos hacen sentir en casa. Nuestros abuelos son esas personas. Son raíces, historia y ternura. Son el abrazo cálido en los días fríos, el consejo sereno en medio del caos, y el recuerdo más bonito de una infancia feliz.
Tener a nuestros abuelos es un regalo que la vida nos da por tiempo limitado, y justamente por eso, tan valioso. A veces, damos por hecho que estarán ahí siempre, que podemos llamarlos mañana, verlos la próxima semana o escucharlos en otra ocasión. Pero el tiempo no espera. Por eso, cada minuto que compartimos con ellos es una pequeña joya que se guarda en el corazón.
Ellos han vivido tanto. Han pasado por momentos difíciles, han criado, han luchado, han amado. Son testigos de otra época, de otros ritmos, de una vida con menos prisas pero con más contacto humano. Nos miran con una ternura especial, con ese amor que no necesita muchas palabras, solo estar. Y aunque a veces repitan las mismas historias o no entiendan bien cómo funciona este mundo moderno, basta con ver sus ojos para comprender que en ellos hay una sabiduría profunda y silenciosa.
En un mundo donde todo va deprisa, donde muchas veces estamos más atentos al celular que a las personas frente a nosotros, nuestros abuelos nos enseñan otra manera de vivir. Una más lenta, más consciente, más amorosa. Una en la que el tiempo se mide en charlas largas, en sobremesas eternas, en miradas cómplices y abrazos sin prisa.
No hacen falta grandes gestos. A veces, solo con pasar a saludarlos unos minutos, con preguntarles cómo se sienten, con sentarse a tomar un mate o un café con ellos, estamos haciendo algo inmenso. Porque para ellos, nuestra presencia vale más que cualquier regalo. Les llena el alma sentirse recordados, escuchados, queridos. Les devuelve juventud, aunque sea por un ratito. Y a nosotros, sin darnos cuenta, nos llenan el corazón de paz y de amor del bueno, del que no caduca.
Pasar tiempo con nuestros abuelos es también aprender. Aprender a tener paciencia, a cuidar, a mirar con ternura, a valorar lo sencillo. Es recordar que la vida se trata, al final, de los afectos que cultivamos, no de las cosas que acumulamos.
Así que si tienes a tus abuelos contigo, no los dejes para después. Llámalos. Visítalos. Escúchalos. Abrázalos fuerte. A veces, lo que para ti son solo diez minutos, para ellos puede ser el mejor momento del día… o de la semana. Y el día que ya no estén, vas a agradecer cada vez que elegiste quedarte un rato más, cada beso dado, cada “te quiero” que dijiste a tiempo.
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